
Empiezo un nuevo monográfico, en el que echaré la vista atrás para reseñar los suplementos más interesantes de ediciones anteriores de Ars Magica, desde que el juego se lanzara allá por 1987. Intentaré hablar de suplementos que han sido claves, de manuales poco conocidos pero que sean de calidad (es decir… casi todos) o que aún se puedan aprovechar hoy en día con un par de ajustes de reglas. Y qué mejor forma de empezar que reseñando el que para mí es sin duda el suplemento más fundacional del juego, el manual que daría forma a Ars Magica y su Orden de Hermes tal y como los conocemos, que sentaría una visión que se ha mantenido durante décadas. Hablo nada más y nada menos que de The Order of Hermes, para segunda edición, lanzado allá por 1990, cuando el juego todavía salía bajo el sello de Lion Rampant. Su autor fue un tal Jonathan Tweet, ahí es nada.
Pero pongámonos un poco en antecedentes. La primera edición de Ars Magica, publicada en 1987, apenas dedicaba a la Orden de Hermes más que un par de páginas, literalmente. La segunda edición del juego, de 1989, iba un poco más allá, pero tampoco demasiado: mantenía el mismo espacio, añadiendo las Casas (que en primera edición no existían), que se ventilaba en una página. Como lo oís: una sola página para describir las Doce Casas. Sin duda, era necesario un suplemento que explorara más y mejor el mundo de los magos herméticos, sus interioridades, las relaciones entre los magos de cada Casa y con la sociedad… un manual, en pocas palabras, que diera auténtica vida a la Orden de Hermes.
Ese manual sería The Order of Hermes. Escrito por uno de los co-creadores del juego, Jonathan Tweet (cuando todavía no se dedicaba a escribir sobre dragones y mazmorras), físicamente era un manual clásico de los noventa: portada a color (y qué portada, amigos), contraportada a una sola tinta con un texto de ambientación y 128 páginas en blanco y negro, salpicadas de no demasiadas ilustraciones, tal vez justitas artísticamente pero muy atmosféricas por lo que representaban.
En cuanto al contenido… ¡ah, el contenido! Si yo juego hoy en día a Ars Magica, es sin lugar a dudas por este suplemento. Empecé leyendo el manual básico de segunda edición, que me gustó mucho, sobre todo por el sistema de magia, pero fue cuando leí The Order of Hermes cuando realmente aluciné. En esas 128 páginas de apretado texto, la Orden de Hermes que tan sucintamente aparecía descrita en el básico cobraba una gloriosa vida en todos los sentidos. Y antes de pasar a analizar en más detalle el libro, también debo decir que aprendí otra cosa con este manual: el valor del texto de ambientación, lo que los americanos llaman el fluff. La diferencia entre un buen texto de ambientación y uno malo puede suponer la diferencia entre querer probar un juego o huir de él. Y nunca, jamás, he encontrado un texto de ambientación tan brillante como el usado en este manual. Cada capítulo, cada subsección, venía encabezada por una breve cita, en muchos casos de una misma pluma, la de Caecus de Tytalus, un magus severo y despiadado (como todo buen Tytalus) que sería figura habitual en varios suplementos de la línea. Pero también había citas de otros personajes que poblaban la ambientación: magos, aprendices, eclesiásticos… Había de todo. Aún siento un escalofrío cuando vuelvo a leer las palabras que encabezan el capítulo de la Casa Diedne, que fueron las que Llewellyn, el último primus de la Casa, dejó grabadas en una piedra en el escenario de la última batalla de la Guerra del Cisma:
«Perduraremos mientras el viento sople a vuestras espaldas, mientras las tormentas azoten las paredes de vuestras torres y mientras las olas del mar sacudan las bordas de vuestros barcos, mientras el sol implacable siga siendo testigo de vuestras abominaciones, contemple vuestros pecados y clame pidiendo venganza. Y volveremos para vengarnos».
¿Alguien puede resistirse a algo así? A fe mía que no. Pero como me estoy dejando llevar por la nostalgia, empezaré a analizar el manual propiamente dicho. Un manual que empieza con un breve prefacio en el que se nos explica que los contenidos son tanto para narrador como para jugador, de manera que ambos puedan crear un mundo más realista e inmersivo. El prefacio también explica algunos conceptos que hoy todos nos sabemos de memoria por mantenerse durante todas las ediciones posteriores: el covenant, los Tribunales, el Código de Hermes, etc. Tras ello entramos en el primer capítulo con auténtica chicha, que describe la vida de un personaje desde antes de iniciar su aprendizaje y durante toda su vida como magus hermético. De nuevo, una parte de esta información nos resultará conocida, pero hay algo crucial que sigue siendo de utilidad aún hoy en día: la sección plantea a los jugadores toda una serie de cuestiones y decisiones que habrán afectado al personaje a lo largo de su vida, y que les ayudarán a personalizar y perfilar mejor a su mago: ¿Cómo fue su vida de niño? ¿Qué traumas le provocó el Don? ¿Cómo le encontró su maestro? ¿Qué opina de la sociedad, de la Orden? En los tiempos que corren todo este proceso para perfilar al personaje nos parece bastante habitual, tanto que a veces se obvia en muchos manuales, pero en los tiempos de los que hablamos, en 1990, esto era muy novedoso. Y diré incluso algo más: la forma de tratar estos temas es mucho más didáctica y clara para nuevos jugadores en The Order of Hermes que en el manual de quinta edición. De hecho, si algún nuevo jugador tiene dudas sobre cómo desarrollar el pasado o la personalidad de su mago, le recomiendo encarecidamente que se lea esta sección, sigue siendo 100% válida y le aclarará muchas cosas.
En el capítulo también se tratan otros detalles herméticos importantes, desde cómo convertirse en archimago o Praeco hasta cuál es la forma de vestir más habitual entre los magos herméticos, además del Crepúsculo, claro. Hablamos de los tiempos en que el Warping no existía, aunque el proceso para resolver un Crepúsculo se parece bastante ya en segunda edición a lo que todos conocemos hoy día. De hecho se incluye también un largo ejemplo en el que Caecus (quién si no) sufre un Crepúsculo.

El libro también incluye los clásicos gestos manuales relacionados con cada Arte
El siguiente capítulo no es menos jugoso que el que acabamos de terminar: la historia de la Orden de Hermes, nada menos. Allí se nos narran los orígenes de la Orden, desde el antiguo Egipto y Babilonia, pasando por el Culto de Mercurio y llegando hasta la actualidad. Se nos habla por primera vez de los Buscadores, los magos que dedican su vida a investigar el pasado de la Orden para descubrir el antiguo origen de la magia, y luego se hace un desglose más pormenorizado de la historia hermética a partir de los tiempos de Roma. Como siempre, nos encontramos en terreno más o menos reconocible en quinta edición, pero nos damos cuenta de que hemos perdido cosas por el camino.
Por ejemplo, se nos habla de la leyenda de los Antiguos, poderosas criaturas cuasi divinas que en quinta edición apenas aparecen bosquejadas en la historia de Bonisagus y Trianoma mencionada en True Lineages. En The Order of Hermes se nos habla algo más de ellos y de su antigua y resplandeciente civilización, hoy perdida. También nos hablan de Tarhutis, el primer mago, pues fue él quien creó el primer hechizo que destruyó dicha civilización. Tarhutis acabaría siendo conocido como Thoth por los egipcios… y como Hermes por los griegos. Más fluff que hace volar la imaginación.
El resto de la historia hermética más reciente es más o menos lo que conocemos en quinta edición: la Dominación de la Casa Tremere (pero no su vampirización, que llegaría más tarde), la Corrupción de la Casa Tytalus y, naturalmente, la Guerra del Cisma. No se habla de la guerra contra la Araña que dio pie a la creación de la Casa Ex Miscellanea, pero ese tema se trata algunas páginas más adelante, en la sección de la Casa en cuestión. En resumen, conceptos todos ellos que, insisto, aparecían por primera vez en la línea, pero que sentarían unos pilares que siguen siendo inamovibles a día de hoy.

Tras este capítulo pasamos a otro que explica la política de la Orden de Hermes. Esta sección se parece bastante a la que aparece en el capítulo de la Casa Guernicus de True Lineages y nos habla del Código Hermético y sus implicaciones. Podemos comprobar que los crímenes herméticos siempre han sido más o menos los mismos. Sin embargo, también se entra un poco en detalle en la estructura y los entresijos de un Tribunal (la reunión, no la división geográfica), cosa que también se echa un poco de menos en quinta edición, donde más allá de los fugaces comentarios del básico y la más detallada información que aparece en Guardians of the Forest, tampoco tenemos mucha cosa que llevarnos a la boca.
Entramos luego en el capítulo de los Tribunales (ahora sí, la región), donde se describe someramente cada una de las áreas en que divide Europa la Orden de Hermes. De nuevo, no vemos muchas diferencias geográficas en los Tribunales, aunque alguna hay: el Tribunal de Levante era algo más grande y abarcaba Asia Menor, Egipto y Siria, por ejemplo. En algunos Tribunales se mencionan sus covenants más importantes, incluyendo muchas de las domus magna, y sí, por entonces Val-Negra era todavía domus magnus de la Casa Flambeau. El artículo termina con una doble página donde se desarrollan algunos de los covenants del Tribunal de Hibernia, muchos de los cuales han sobrevivido en The Contested Isle. Cierra el capítulo un pequeño censo de magi por Tribunal, para un curioso total de unos 800 magos herméticos en toda la Europa Mítica. Unos 400 menos, ahí es nada, de los que se supone que hay en el año 1220 de la quinta edición.
El siguiente capítulo analiza las relaciones de la Orden con la sociedad mundana, con los magos no herméticos, con los duendes y con los demonios. También es todo bastante parecido a lo que conocemos en quinta edición, con la prohibición de hacer tratos con demonios y de importunar al mundo feérico. En concreto las relaciones con las tradiciones no herméticas (entre las que se mencionan la Orden de Odín o la Cábala) desprenden ese clásico tufillo de superioridad que tanto caracteriza a la Orden. La clásica política de «Únete o muere» también parece algo más presente que en la actualidad.
Y así entramos en el capítulo dedicado a las Casas de Hermes, que ocupa casi toda la segunda mitad del manual. Cada epígrafe dedicado a una Casa, encabezado por una cita que permite hacernos una idea muy adecuada su carácter (de nuevo el fluff), incluye las características que más tarde se expandirían en las versiones de este manual para posteriores ediciones, con el símbolo, el lema, los datos de población, la historia de la Casa y la personalidad, magia y demás detalles de los magos que la forman. Además se incluye también un mago de ejemplo de cada Casa. Me parecen especialmente destacables dos detalles que también nos pueden ayudar a perfilar mejor a nuestro mago, y que en quinta edición cuesta un poco más encontrar, como son la opinión que tiene cada Casa sobre el resto de Casas (y también sobre la sociedad mundana, los demonios, los duendes y la Iglesia) y las prioridades que tendrá normalmente un mago de cada Casa. Además, hay unas cuantas diferencias con respecto a las Casas como se conocen en la actualidad, de las que solo quiero destacar algunas:
- La Fundadora de la Casa Bjornaer se llamaba… Bjornaer, y no Birna, como ahora. La casa no era tan animalista como ahora, aunque ya entonces sus magos no podían tener familiar por sus convicciones.
- La Casa Criamon no era tan rematadamente extraña como ahora, y el Enigma era algo mucho más difuso, aunque los tatuajes, las adivinanzas y Los Viajes de Fedoso ya estaban allí.
- La Casa Ex Miscellanea era como es ahora… pero apenas había ejemplos de tradiciones integradas en su seno. De hecho, una de las tradiciones incluidas, la de las brujas, ha acabado como una tradición no hermética en quinta edición. Si te querías hacer un Ex Miscellanea, tenías que tirar de creatividad. Como en tantas otras cosas, en aquellos tiempos en que ni siquiera había guías para hechizos: uno podía dar rienda suelta a su imaginación.
- Los Flambeau eran… Flambeau. «No los nenazas que son ahora», que diría algún que otro jugador de mi partida. Desde la primera línea del texto de ambientación queda claro que los magos de esta Casa viven por y para el fuego (o la destrucción, vaya). Sus opiniones sobre el resto de Casas, sobre el resto del mundo, no tienen desperdicio por su displicencia. Puede que en la actualidad sean personajes mucho más completos (y complejos), pero uno casi echa de menos aquella arrogancia tan auténtica…
- La Casa Guernicus aparecía como «Casa Quaesitor», aunque se reconocía su auténtico nombre. Algo que sigue ocurriendo a día de hoy, en que hay quien no recuerda muy bien la diferencia. Eso sí, la Casa (y su Fundador) tenían más o menos el mismo carácter que ahora.
- La Casa Verditius no estaba consumida por el orgullo como ahora. Ciertamente, valoraban sus creaciones por encima de cualquier cosa, pero se caracterizaban más por una neutralidad que habían aplicado incluso a la Guerra del Cisma. Ah, sí, y se nos mostraban las runas que inscribían los magos de la Casa en sus objetos según las Artes que emplearan:

Tras este capítulo, las últimas páginas del libro están dedicadas a una cronología de acontecimientos, desde el pasado remoto hasta la fecha de inicio canónico de segunda edición (1198), así como un breve censo de magos herméticos y un glosario. Les queda incluso una página para promocionar algunos otros productos de Lion Rampant, no solo de Ars Magica.
Y eso es más o menos todo. Releído por primera vez desde que empezara a arbitrar en quinta edición, The Order of Hermes me sigue pareciendo una maravilla de suplemento, con muchísima información que pueden aplicar tanto los narradores como los propios jugadores, para quienes debería ser obligatorio leerse este libro, total o parcialmente. Es una ayuda valiosísima para hacerse una idea mejor de cómo son los magos herméticos, cómo viven, cómo se comportan y, sobre todo, por qué lo hacen así. Lo mismo para los narradores: el manual es una mina de ideas para aventuras y sagas de todos los colores. No es de extrañar que el suplemento se haya reeditado, con más o menos cambios, en todas las ediciones posteriores. Es básico para entender el juego, la Orden de Hermes e incluso la Europa Mítica. Y sigue siendo una gozada de lectura, casi 25 años después.
Yo le doy un rotundo y categórico…
