Antes de los virtual tabletops estuvieron las pizarras. Recuadros blancos en los que uno intentaba reproducir las escenas de acción de sus partidas. Se bosquejaba lo mejor posible el mapa con un rotulador, se ponían unas figuritas encima (o mejor aún, se escribían unas iniciales), y el resto lo ponía la imaginación de los jugadores. ¡Cómo hemos cambiado! Bueno, tal vez no. De hecho, la pizarra sigue siendo un recurso recurrente hoy en día, por mucho que todo esté más tecnificado. Y para aquellos como un servidor, que tiene que desplazarse en ocasiones con una inmanejable pizarra por las calles, tener una portátil como esta Noteboard es una pequeña bendición.
La Noteboard viene plegada en una pequeña bolsita negra de apenas 13 x 9 cm, acompañada de un rotulador negro. Desplegada en toda su gloria, mide 90 x 40 cm, que si bien es algo más pequeño que el tamaño estándar de una pizarra, es más que suficiente para representar una escena de combate con miniaturas normales. Viene con una rejilla triple estampada por un lado (cuadrados de 1 cm y 1 pulgada y hexágonos de 1 pulgada, en todos los casos subdivididos en triángulos y cuadrados más pequeños para que se puedan calcular hasta las distancias más nimias sin ningún problema) y es completamente lisa por el otro lado. La pizarra es en realidad una gran lámina troquelada de manera que se pueda plegar sobre sí misma, y aunque en un primer momento la verdad es que los pliegues impiden colocarla completamente plana sobre una mesa, es de esperar que con el uso eso se arregle. Y si no, siempre podemos usar una miniatura gorda para aplanarla, claro que sí. Ciertamente, esos pliegues del troquel son bastante llamativos y pueden confundirse en ocasiones con alguna pared del mapa si uno no se fija bien, pero con un poco de práctica seguro que la vista se acostumbra…
Como cualquier otra pizarra, se pueden usar rotuladores Velleda (ya me entendéis, yo los llamo así a falta de un término técnico mejor) para pintar sobre la Noteboard por las dos caras, y también se puede borrar sin ningún problema. De hecho en las instrucciones que vienen impresas sobre el saquito negro de la pizarra se sugiere usar el propio saquito a modo de borrador, aunque a mí me parece un poco una guarrada… Mejor recurrir al clásico borrador de toda la vida, que luego hay sorpresas desagradables. La tinta se borra bien incluso con una simple servilleta de papel, y no deja esos molestos restos que en ocasiones quedan en algunas pizarras compradas en según qué lugares que no mencionaré aquí.
En fin, que por lo que cuesta (12 eurapios + costes de envío, aquí), me parece una buena inversión. A falta de probarla en vivo, el único pero que le veo, aparte del problemilla de los pliegues que comentaba más arriba, es que me parece un poco pequeña, sobre todo si la partida es de mucho mazmorreo y el mapa es grande (con lo cual no hay muchas posibilidades de que me ocurra a mí) o requiere muchas miniaturas. Naturalmente, nada te impide hacerte con una segunda Noteboard y desplegarlas la una junto a la otra para representar tu propia versión de la batalla del Abismo de Helm, o de Bannockburn, o de lo que sea…
Ah, sí. Y la pizarrita está nominada a los Ennies en la categoría de mejor accesorio/ayuda de rol. Para que veáis que no es cualquier cosa. Aunque yo apostaría más por Oddissey, pero eso es materia de otra entrada…